Democracia como forma de vida

La permanencia del orden republicano no es una gratuidad histórica. Tampoco es consecuencia de una declaración formal, de una vivencia aparencial de principios. Por el contrario, es fruto de una aceptación honda y sincera de los principios de la democracia constitucional por parte de todos los componentes sociales, pero especialmente de aquellos en quienes recae la responsabilidad directa de crear las condiciones existenciales de la vida republicana. Son principios que nada tienen que ver con la ideología ni con la voluntad autocrática de poder. O dicho de otro modo: son principios que sólo pueden subsistir si la ideología se ahoga en la verdad y la voluntad autocrática de poder en la razón.







Juan Germán Roscio

Juan Germán Roscio

Reivindicar la historia

Debemos hacer resonar las campanas de la historia para recordarnos que alguna vez (1958-1998) el pueblo de Venezuela existió como una República civil, en la cual la justicia, la razón y la amistad cívica fueron los pilares de nuestra convivencia pacífica.

Firma del Pacto de Puntofijo (Caracas, 31 de octubre de 1958)

lunes, 16 de agosto de 2010

La risa del Gran Hermano // Juan Miguel Matheus

La risa de Andrés Izarra en CNN nos hace recordar la novela 1984 de George Orwell. Dentro de la descripción que este autor hace de un totalitarismo imaginario, hay una característica que resalta de manera especial: la desfiguración sistemática y deliberada de la verdad. Desde las primeras páginas del libro queda claro que aquel régimen se nutre de la sumisión de las personas a las mentiras impuestas por el Gran Hermano, quien es –por decirlo de un modo familiar– el líder máximo de la revolución. Por eso el régimen se emplea a fondo en la confección de las “verdades oficiales” que deben ser asumidas por todos. Para ello dispone de los laboratorios del “Ministerio de la Verdad” (como cínicamente es llamado el Ministerio de Información), en los cuales se desfigura la realidad y se reescribe la historia.

Lo descrito por Orwell coincide con una de las dimensiones esenciales de los regímenes totalitarios. Allí en donde ha existido un totalitarismo ha anidado también una estructura de tergiversación de la realidad. Su función es construir las verdades oficiales y los símbolos que han de servir de clave hermenéutica para la interpretación de los acontecimientos y de la historia. Se trata de engranajes cuyo principio de acción es la famosa frase de Joseph Goebbels: “una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad”. Lo importante es justificar las cosas que ocurren según la conveniencia totalitaria, llamando blanco a lo que es negro y A a la Z (Karl Jaspers). Las palabras ya no se usan para comunicar la verdad sino para anestesiar, distraer, hipnotizar, intimidar y embrutecer.

Cuando Izarra se ríe de males como la violencia, la inseguridad y el accionar de cuerpos terroristas en territorio venezolano, no hace más que intentar sustituir la realidad por una “verdad oficial”. Aspira mostrar que (i) en Venezuela no está pasando nada, que (ii) la violencia es un artificio inventado por los enemigos de la revolución, y que (iii) las FARC y el ELN son entelequias ideadas por el imperialismo yankee para desplegar sus pretensiones de dominación sobre Latinoamérica. La risa de Izarra es, este sentido, la risa de Hugo Chávez frente a la realidad de las cosas. Responde al empeño de este último de colocarse por encima de todo y de todos, de ser señor de la historia y de las conciencias.

La mala noticia para Izarra es que la verdad cae por su propio peso. Siempre aplasta a la mentira. Ninguna carcajada puede acallar el dolor producido por los 130.000 muertos de los once años de régimen bolivariano. Ningún balbuceo es apto para ocultar que la revolución ha sembrado violencia por doquier y ha entregado la soberanía nacional a grupos terroristas. Por eso los venezolanos debemos mantenernos firmes ante la verdad. Tenemos que llamar las cosas por su nombre. El ejemplo a seguir es Wilson, el protagonista de la novela “1984”. Para zafarse de las mentiras del Gran Hermano y para preservar la dignidad de su conciencia, éste se repetía a sí mismo: “2 + 2 es 4, el fuego quema, el hielo enfría”. Si hacemos lo mismo resistiremos las manipulaciones de nuestro “Ministerio de la Verdad” (Ministerio del Poder Popular para la Comunicación e Información). No hay risa que valga.

1 comentario:

  1. El libro al que hace referencia, lastimosamente, no lo he leído. Pero si llegué a ver una película con el mismo título "1984", confieso que mi experiencia al verla, fue como la de una niña emocionada observando aquel "futuro inminente" plasmado en la historia de Orwell. Si bien el autor dejó muy claro que dudaba que se cumpliera mencionado futuro, sí reconoció que se manifestaría de alguna manera.

    Esta publicación la realizó en el 2010, observo que efectivamente cada día esta realidad es más latente en Venezuela, siento la misma incertidumbre que sentía Wilson S. al dudar de cada uno de los comunicados emitidos por el ministerio de la "verdad" e incluso de la existencia de ese "enemigo público” que era el principal responsable de las desgracias ocurridas en esa antiutopía.

    Me entusiasma el saber, que esto es percibido cada día, con mayor frecuencia, y por un mayor número de personas. El hecho de que existan personas que aún permanecen aquí, no por resignación, sino por convicción, me indica que muchos ciudadanos no desean solo ver el cambio sino que también desean formar parte de ese cambio que tanto anhelamos. Y si bien no espero vivir en un país utópico y perfecto, tampoco deseo vivir en una mentira.

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