Los venezolanos necesitamos un verdadero Parlamento. Existe una relación directamente proporcional entre la necesidad de reconstruir la democracia y la necesidad de reconstruir la AN. Mientras más urja rehacer un régimen de libertades más urgirá alcanzar un órgano legislativo apto para sostener una democracia constitucional. Para nadie es un secreto que la actual AN perdió su significación constitucional y su razón de ser política. De hecho, no es un verdadero Parlamento. No representa la heterogeneidad de la sociedad venezolana, no tiene autonomía moral, no legisla para asegurar los derechos de los ciudadanos y no controla al Poder Ejecutivo. Será imposible transitar hacia la democracia si la AN no recobra el lugar de primacía que le corresponde entre los Poderes del Estado. Y esto por varias razones.
En primer lugar, porque la AN será el escenario propicio para el consenso requerido para la refundación de la democracia. Como comentamos en nuestro artículo “Restaurar el Estado constitucional”, publicado en El Universal el día 26-4-2010, es necesario determinar cuál será la Constitución sobre la cual se asentará el nuevo régimen de libertades. Cualquier opción jurídico-política que se siga para hacerlo (volver a la Constitución de 1961, legitimar la Constitución de 1999 o convocar a una Asamblea Nacional Constituyente) ha de ser una decisión necesariamente consensuada, pactada. Para ello la AN es la institución más idónea. Se espera que en ella tomen parte todas las fuerzas partidistas y se refleje el pluralismo político y social del país.
En segundo lugar, no menos importante, porque la AN constituiría el foco de irradiación de la legitimidad de los demás Poderes del Estado. Legitimando a la AN se podría legitimar, nombrando a sus titulares y controlándolos, a los Magistrados del TSJ, a los miembros Poder Moral, y a los rectores del Poder Electoral. Sería una ocasión propicia para enfrentar al régimen en este sentido. Habría que hacer patentes sus arbitrariedades y derribar el cerco que secuestra la separación de poderes.
Y finalmente, en tercer lugar, porque la AN tendrá que convertirse en la caja de resonancia a través de la cuales los partidos políticos orienten a la sociedad civil y a la opinión pública hacia la transición democrática. Recobrar la democracia supondrá que todos los sectores de la sociedad se incorporen al proceso de reedificación institucional de la República. Empresarios, gremios profesionales, sindicatos, universidades, etc.: todos deberán enfocarse en la consolidación de la democracia. Todos tendrán que actuar con generosidad para sacar el país adelante. Deberán anteponer el bien común a sus intereses particulares. Para ello será necesario que desde la AN la inteligencia política, que representará a todos los componentes sociales, marque el camino con la legislación adecuada y trace los objetivos de la tan ansiada reconstrucción nacional.
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Twitter: @JuanMMatheus
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